Hoy no es un buen día para el
mundo del motociclismo, como tampoco lo fue el pasado 23 de octubre de 2011 o
aquel 5 de septiembre de 2010. Y es que,
precisamente hoy, hace un año que Marco nos dejó. Aquel tipo alegre y risueño,
que a nadie dejaba indiferente, nos abandonó hace justo un año. Cambió el mundo
de los mortales por hacerle compañía a Shöya Tomizawa.
Pero… ¿y qué pasa con nosotros?
Ya hace un año de lo sucedido y
seguimos acordándonos de ti en cada Gran Premio, en todos y cada uno de los
circuitos. Es cierto que los aficionados españoles no te apoyamos lo suficiente,
más bien todo lo contrario, y después nos arrepentimos, mucho. Por ello, quizás
ahora seamos de los que más te echamos de menos.
También es cierto que tienes a un
gran piloto “sustituyéndote”, luchando y trabajando al máximo junto a tu equipo
para obtener los mejores resultados. Alvarito
no defrauda y lo está haciendo genial en tu lugar. Sin embargo, y aunque el
piloto del que hablo sea mi ídolo, no me gusta que esto sea así. El San Carlo
Honda Gresini era tu equipo, tu sitio, donde este año deberías estar,
haciéndonos disfrutar nada más subirte a tu moto. Por desgracia, así es la
vida. Así es este deporte, bonito y duro a la vez.
Ahora bien, con este texto no
pretendo derramar más lágrimas, ni tampoco recordarte con tristeza. Parece algo
inevitable, pero lo intentaré hacer por ti. Porque sé que desde allí arriba
cuidas y cuidarás a cada uno de nuestros pilotos para que nada parecido vuelva
a ocurrir.
Recuerda… “Te fuiste cumpliendo
tu sueño y hoy todos soñamos con volver a verte en pista”. Te echamos de menos, SuperSic.
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