martes, 7 de junio de 2016

Va por ti, Luis

“Luego nos vemos en el hospitality”. Estas seis palabras llevan taladrándome la cabeza desde las 17:19 horas del pasado viernes. Tras una larga, más bien eterna, espera, fue entonces cuando el mundo se paralizó en aquella grada de Montmeló. Luis no. No podía ni quería creerlo.

Esas seis palabras fueron tus últimas palabras hacia nosotras. Durante el mediodía, apenas dos horas antes de aquel fatídico accidente, sonreías mientras nos contabas tus ganas de mejorar y hacerlo bien. Parecías tan seguro que enseguida nos transmitiste esa confianza. Contigo estaba tu fiel compañera, tu amiga, tu madre. Como tú, Luis, una de las mejores personas que podía encontrar por el paddock. Ambos os alegrabais de que durante el fin de semana pudiéramos “formar parte del equipo”.

Y sí, se puede decir que lo hicimos. Pero no de la manera que nos habría gustado, sino de la peor manera posible. Tu equipo, tus compañeros y amigos, tus fans y toda la familia del motociclismo, todos lloramos tu pérdida. Conseguimos que esa bandera ondeara más fuerte que nunca. Que estuvieras presente carrera tras carrera. Que cabalgaras orgulloso allá donde te encontraras, mexicano.


Jamás imaginé tener que vivir algo así, que nos tocaría tan de cerca y que sería tan sumamente duro. ¿Por qué tú, Luis? ¿Por qué tú?

Ya en 2012 tuve la suerte de disfrutar de tu pilotaje en directo. Saliste infiltrado del hombro izquierdo y, aun así, lo lograste. Te subiste al cajón más alto en el GP de Aragón. Desde entonces lo tuve claro: ahí es donde siempre quise verte.

Eras un piloto valiente, dispuesto a dar el máximo por alcanzar tus sueños. Llevabas tu pasión al límite, pero sin sobrepasarlo. Caías, y te levantabas con más fuerza. Así es como te fuiste convirtiendo en todo un campeón. Así es como rozaste el título mundial de Moto3, pero la mala suerte te persiguió en aquel final de temporada. Llegó la última cita, el GP de Valencia, ese que suele ser una fiesta. Pero yo, rodeada de tus más fieles seguidores, no podía contener las lágrimas. Una vez más me demostrabas lo grande que eras, dentro y fuera de la pista.

Porque fuera de ella no te quedabas corto. Tras ese doloroso final de campeonato, cuando querías tirar hasta el mono a tu afición, tú fuiste quien me animó a mí y no al revés. Aquel abrazo fue mucho más que eso. Siempre estabas dispuesto a dedicarnos tu tiempo, a bromear y a regalar sonrisas.

Y sí, nos dejaste haciendo lo que más te gustaba, pero ¿qué vamos a hacer sin ti, sin el chico de la eterna sonrisa, sin nuestro Luis? Sé que nunca te irás, que tu recuerdo permanecerá en cada uno de nosotros. Y costará, costará mucho, no volver a verte de cuclillas en el asfalto, rezando por tus compañeros... Esta imagen no se repetirá, pero ahora un ángel más cuidará de ellos desde allí arriba. Más todavía costará no verte haciendo magia sobre tu moto. Pese a ello, sé que saldremos de esta, que lo haremos por ti, cueste lo que cueste.

Mientras, entre lágrimas, escribo estas líneas. Palabras y sentimientos que nunca imaginé tener que plasmar… Pero va por ti, Luis. Porque afortunadamente, o no, fui una de las personas que te vio antes de partir. No te dije adiós, ni tampoco lo haré ahora. No será en el hospitality, pero hasta pronto, mexicano. Sigue brillando con luz propia.



Lara García

jueves, 25 de junio de 2015

Las reinas del deporte rey

La presencia de la mujer en el mundo del fútbol

“No sabes lo que es una pelota, andá a lavar los platos”, le dijo el exfutbolista argentino Loco Gatti a la periodista Carme Barceló el pasado mes de marzo en el programa televisivo El Chiringuito de Jugones. Un claro ejemplo que ratifica que los estereotipos sobre la mujer en el fútbol, en todos sus ámbitos, perduran en el tiempo. Pese a ello, el binomio mujer y fútbol es un desafío en auge.

La Federación Española de Fútbol y la UEFA discriminan al fútbol femenino con pagos irrisorios, como los 1.352,28€ que recibió el club campeón de Liga. Por si tal discriminación no fuera suficiente, la FIFA se encarga de humillar a jugadoras demasiado altas, de cuerpo atlético o con rasgos no especialmente femeninos, teniendo que superar una prueba de sexo para verificar que son mujeres. La incorporación de la mujer en el mundo del fútbol es una realidad. 

Mujer y fútbol:  Pese a los estereotipos, es una realidad cada vez más presente.
Cada vez es más habitual que las chicas jueguen a este deporte. En España, 40.885 mujeres cuentan con licencia futbolística; siendo 1.514 de Aragón. Una cifra que aumenta considerablemente año tras año, teniendo en cuenta que en 2004 eran solo 315 aragonesas las que estaban federadas. Pero el género femenino se está abriendo un hueco en el más amplio mundo del balón. Además de en el terreno de juego, la presencia de la mujer es cada vez mayor entre la afición, dirigentes, arbitraje e incluso entre el periodismo deportivo.

Texto y fotografías: Lara García

Tras el balón… Mariela Coronel
Vive el día a día y no tiene sueños. Ya ha hecho realidad todo lo que un deportista puede anhelar. A sus 33 años, dicen que está en su segunda juventud. Y así es. Jugadora de fútbol, con ganas de apuntarse a clases de karate y con el deseo de ser entrenadora cuando cuelgue las botas. De no haber sido futbolista, se habría dedicado a la gastronomía, o a la psicología. Perfeccionista, exigente consigo misma, activa, buena compañera, solitaria y un poco loca. Así se define Mariela Coronel (Argentina, 1981), la capitana del Transportes Alcaine tras ocho temporadas en las filas del equipo maño.
Mariela vino a España en 2007, cuando fichó por el equipo entonces llamado Prainsa Zaragoza.
Como el 33,1% de las 447 futbolistas encuestadas por DETACÓNLAB, Mariela compatibiliza el fútbol profesional con otro empleo: trabaja en la tienda del club. Empezó a jugar al fútbol de manera más profesional a los 14 años, sin embargo, desde los 4-5 años se escapaba a jugar con su hermano mientras sus padres dormían la siesta. El fútbol influye en su estado anímico y no le gusta perder ni en los entrenamientos, “mi vida pasa por el fútbol”, asegura.

Mariela es una persona muy activa, capaz de compatibilizar fútbol con su otro empleo.
Tras jugar en el Club Atlético Independiente y en el San Lorenzo de Almagro, no dudó en cruzar el charco para crecer profesionalmente. Según Mariela, en Argentina cada vez son más los clubes que se permiten tener un equipo de fútbol femenino, pero en condiciones muy pobres. “Aun estando en Primera, siempre tienen preferencia las categorías inferiores de los chicos; cada vez hay más chicas que juegan aunque la repercusión sigue siendo mínima”, como también cree que sucede en España. No obstante, desde que llegó al Transportes Alcaine, el club ha aumentado de dos a ocho categorías.

Mariela fue convocada en dos mundiales con la selección argentina y jugó los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Por ello, como internacional, afirma que el fútbol femenino está infravalorado a nivel mundial, “es cierto que en EEUU, Alemania o Suecia es muy distinto; allí pagan pero ni la cuarta parte de lo que se le paga a un hombre aquí”. Cabe recordar que en España, esta temporada, el club campeón de Liga ha cobrado un “premio” de 1.352,28€, mientras que en la Copa de la Reina sucede lo mismo. “Cuando nosotras llegamos a la final, nos dijeron que eran 800€, pensamos que era una broma, y no, es la realidad”.

Los miércoles la argentina tiene clase de guitarra, su mayor pasión después del deporte.
La futbolista sostiene que la sociedad está evolucionando poco a poco. “Actualmente, la gente no ve tan mal que una chica juegue a fútbol; asombra, pero apenas se escuchan los comentarios que anteriormente se hacían”, dice Mariela, que a nivel personal ya no recuerda cuándo fue la última vez que se sintió discriminada.

En cuanto a la limitada repercusión que suscita el fútbol femenino, el principal factor parece ser la escasa rentabilidad que genera. Si los clubes invierten en un equipo de chicas y no hay ventas, no obtienen beneficio. Lo mismo sucede con el poco protagonismo que la prensa otorga a este sector, aunque Mariela no culpa a los periodistas: “Si los clubes no apuestan por ello, lamentablemente, tampoco lo harán los medios de comunicación”.

Mariela se levanta cada día a las 8 de la mañana para trabajar en la tienda del club de 9:30 a 13:30h. 

Ana Rosa Maza: “Vivir del fútbol femenino es muy difícil”




DETACÓNLAB surge como laboratorio para experimentar el binomio mujer y fútbol desde diferentes disciplinas. Es una asociación cultural sin ánimo de lucro que busca reforzar el reconocimiento de la mujer en el deporte rey. El primer proyecto de esta plataforma fue el estudio 'Yo Futbolista', una encuesta difundida por redes sociales en la que participaron más de 500 futbolistas. Se analizaron 447 respuestas y a través de ellas conocimos los siguientes datos. Por lo general, muchas de las jóvenes que juegan al fútbol piensan en dejarlo por las presiones externas o simplemente porque no tiene futuro y “vivir del fútbol es muy difícil”, cuenta Ana Rosa Maza, una de las integrantes de la asociación. Un 57,9% de las encuestadas tiene estudios superiores, mientras que el 33,1% trabaja. Además, el 26,2% de ellas también es entrenadora o árbitro. Las estadísticas hablan por sí solas. 

En España, más de 40.000 mujeres cuentan con licencia
 futbolística, una cifra que aumenta cada año.
Pese a estos números, en DETACÓNLAB aseguran que la presencia de la mujer en el fútbol ha experimentado una progresiva incorporación, demostrada en la duplicación del número de licencias femeninas. En cuanto a los medios de comunicación y la visibilidad de la mujer, afirman que han surgido nuevos medios deportivos online integrados por mujeres o que medios tradicionales, como MARCA, han comenzado a incluir una sección de fútbol femenino. No obstante, el 88,4% utiliza Internet para informarse sobre este sector, mientras la prensa escrita es utilizada solo por el 10,7%. Asimismo, el 86,6% no está satisfecho con la información recibida por los medios tradicionales. Aunque el apoyo de la prensa es fundamental, Ana Rosa Maza cree que “el solo hecho de que los medios den más espacio al fútbol femenino no va a traducirse en un aumento del interés del público en esta disciplina”. 

Destaca como necesarios cambios estructurales en el sector de la comunicación, también en el futbolístico y en la sociedad en general, como no caer en tópicos y erradicar las desigualdades, además de ofrecer una correcta educación. Si comparamos con otros países, el 86,1% cree que la imagen que transmite el fútbol femenino español no es semejante a la que dan otras naciones. “En España, los medios deportivos tan sólo se hacen eco de lo referente a equipos masculinos de fútbol, y no todos, pero estamos seguras de que más pronto que tarde la mujer ocupará el lugar que ya se está ganando”, manifiesta Maza.





Ante las reglas del juego… Marta Frías
En España, ser mujer y árbitro todavía es una rareza. De los 15.669 registrados por el Comité Técnico de Arbitraje, tan solo son mujeres 544, alrededor de un 3%. El claro ejemplo de esta minoría, en Aragón. Pese a que el Comité Aragonés de Arbitraje trata de fomentar la presencia de las mujeres en los campos de fútbol, falta mucha ayuda exterior. Solo hay 8 frente a unos 450 hombres. Más complicado resulta encontrar árbitras aragonesas en categorías nacionales. Marta Frías (Cáceres, 1980) es la primera y única mujer colegiada en Aragón que pita en Tercera División y como asistente en Segunda B. Además, es internacional y ha arbitrado numerosos partidos femeninos en competiciones europeas.

Siempre le gustó el fútbol, jugaba a cualquier deporte, pero era una aficionada más. Hasta que llegó a Zaragoza hace quince años, cuando conoció a un compañero de trabajo que era árbitro. Él fue quien le propuso hacer el cursillo de arbitraje y, desde entonces, hasta hoy. Marta compagina su actividad arbitral con trabajo y estudios de Administración y Gestión Comercial, además de inglés. Su poco tiempo libre lo dedica a entrenar. Va prácticamente todos los días al gimnasio y como ella dice, las palabras fútbol y arbitrar son su Wikipedia.

Marta Frías es una de las pocas mujeres que puede arbitrar un partido a nivel internacional.
Para ella, el arbitraje es “una filosofía de vida que te forma como persona y te ayuda a madurar, además de a tomar decisiones rápidamente”. Por ello, si pudiera retroceder en el tiempo, volvería a ser árbitro sin ni siquiera dudarlo. Pero sus inicios no fueron fáciles, ya que no siempre fue bien recibida en los campos. “Cuando empecé a arbitrar, los jugadores me miraban raro y el público me decía que me fuera a fregar o que si había ido a pintar las líneas del campo”, cuenta Marta, quien se fue ganando el respeto hasta ser considerada un árbitro de fútbol más.

Pese a ello, ha tenido que hacer oídos sordos varias veces. Su mayor percance como árbitro tuvo lugar en Lérida, durante el 2011, y precisamente fue la primera denuncia por insultos sexistas en el fútbol profesional español. Marta era la asistente en un partido de Segunda B, cuando un grupo de personas comenzaron a gritarle de manera continuada y repetitiva: Enseña las t..., p...”, “te vamos a f...” o “seguro que aquí ganas más que de p...”. Tuvo que pararse el partido y, tras el anuncio por megafonía, los gritos cesaron. La cacereña asegura que este tipo de cosas ocurren cada vez con menos frecuencia, aunque la distinción siga existiendo.

Desgraciadamente, “en España no veremos a una mujer arbitrando en Primera División” afirma Marta. A comparación con otros países, asegura que la presencia y aceptación de la mujer en el fútbol español está un peldaño por debajo de otras potencias. Según ella, la repercusión en España nada tiene que ver con los países nórdicos: “Allí, a un partido femenino pueden acudir unas 7000 u 8000 personas y aquí alguna vez 500; además ellas ocupan las portadas de los diarios deportivos más vendidos”, añade la árbitra, que cree que tendría que existir un mayor apoyo de la prensa española.


Narrando el deporte… Olga Torres
Es en los medios de comunicación donde entra en juego el reconocimiento, además de cierta responsabilidad de potenciar el papel de la mujer, como deportista o como periodista. En el tratamiento informativo del deporte, siempre prima la imagen masculina frente a la femenina, independientemente del éxito cosechado. Pocas veces veremos como protagonistas a nuestras futbolistas, ya que el periodismo es el más acorde reflejo de la realidad: la desigualdad reina en el fútbol.

La presencia de la mujer en los medios de comunicación es mínima, aunque esta va en aumento.
Olga Torres, periodista deportiva desde hace 11 años, está de acuerdo con dicha infravaloración. “Si se publica una portada porque una chica ha ganado algo, se felicita al medio por hacerla, cuando debería ser algo normal“, dice Olga. Asimismo, añade que “en España nos falta mucha educación deportiva, entonces evoluciona muy despacio”, señalando este como uno de los principales problemas, pero no el único. Los escasos 10-15 minutos que se tienen para hablar de todos los deportes, también influye.

La periodista empezó a ir al fútbol puntualmente con solo cuatro años. Su tío la llevaba a La Romareda y, mientras desayunaban, le explicaba la teoría del fuera de juego con el vaso de Colacao, el de café con leche y las galletas. Precisamente, el tío de Olga fue quien le inculcó la pasión por la radio, que posteriormente se convertiría en su profesión. “Quería ser economista o profesora de matemáticas, pero la noche que falleció mi abuelo, no podía dormir y mi tío decía que la radio le ayudaba a dormir; la puse y me llamó la atención”, cuenta Olga. Desde entonces, seguía el fútbol a través de las ondas.

Se adentró en la radio tras realizar un curso en la Casa de la Juventud. En su primera crónica deportiva, tuvo que narrar el gol de Nayim en la Recopa. Le ofrecieron quedarse para colaborar y comenzó cubriendo el fútbol sala. Trabajó en la COPE hasta que Aragón Radio la llamó en el 2006, con todo preparado para ir la final de la Copa del Rey que enfrentaba al Real Zaragoza y al Espanyol en el Bernabéu. “Era la oportunidad de dedicarme por completo al periodismo deportivo, así que dejé colgada la acreditación para la final y me vine a Aragón Radio a cubrir la fase de ascenso del CAI Voleibol Teruel”, declara.

Olga Torres lleva 11 años dedicándose al periodismo deportivo.

Ninguna otra sección le llenaba tanto como la deportiva. No obstante, las periodistas de este sector también tienen que hacer frente a los estereotipos. Además, en muchas ocasiones, se les exige cumplir unos cánones de belleza que no se les pide a los varones. Algo que a Olga le da mucha rabia. “Parece que si pesas más de 60 kgs, no puedes dar la cara y estar en el campo, pero quizás no seas tan perfecta por fuera y sí una estupenda profesional”, critica la locutora. Como también piensa que, siendo mujer, cuesta más que te tomen en serio al hablar de fútbol.

Afortunadamente, Olga se ha topado con gente muy normal. Asegura que ha tenido suerte, también porque lleva muchos años dedicándose a la información polideportiva, aunque sí recuerda haber tenido un par de experiencias sexistas. “A base de derribar puertas, muros o, mejor dicho, a base de pelotazos, ya no existe el nivel de discriminación que había anteriormente, pero sí hay bastante gente que todavía tiene que romper ese chip”, afirma.

Un futuro sin estereotipos
La sociedad debe comenzar por normalizar el hecho de que una mujer se dedique al fútbol. O simplemente pueda acudir al campo como cualquier otro aficionado, sin sentirse un bicho raro por gustarle el fútbol, que no los futbolistas. 

Cuando las niñas no solo tengan que jugar con muñecas, y también puedan pasarlo bien con un balón, entonces estaremos ante un cambio de rol que permita la construcción de modelos femeninos en futuras generaciones.

En la asociación DETACÓNLAB tienen claro que “la única herramienta válida para la erradicación de estos estereotipos es la educación, un proceso en el que deberían intervenir los agentes educativos (colegios y universidades), los  medios de comunicación y por supuesto los órganos responsables de la gestión del fútbol (federaciones y asociaciones)”.
 
Llegará el día en que se produzca tal cambio de mentalidad. Que el fútbol tan solo sea cuestión de profesionalización, y no de sexos. Ojalá. Aunque seamos realistas, nos guste o no, el fútbol femenino jamás alcanzará la afición que existe por el fútbol masculino. En ello coinciden las protagonistas.










lunes, 22 de junio de 2015

Orgullo zaragocista

Hace justo un año, Zaragoza preparaba sus corazones para vivir un verano de infarto. Un día aparecía un atisbo de luz al final del túnel, pero al siguiente la esperanza zaragocista se desmoronaba. Las palabras se las llevaba el cierzo. Las promesas no eran más que eso. Conforme pasaban los días, la realidad seguía siendo la misma: El Real Zaragoza estaba al borde de la desaparición. Pero como dice nuestro lema, Zaragoza nunca se rinde; no podíamos quedarnos de brazos cruzados viendo como nuestro club agonizaba. Más de 10.000 personas salimos a la calle por la salvación. Y ahí comenzó todo.


Cuando nos daban por muertos, la Fundación Zaragoza 2032 salvó al Real Zaragoza. Sin embargo, el equipo tendría que afrontar otras muchas dificultades además de las económicas. Llegó la pretemporada y ni siquiera teníamos plantilla. Pero eso no fue todo. A finales de noviembre, Ranko Popovic sustituyó al técnico Víctor Muñoz. Parecía imposible llegar a luchar por ascender, y lo conseguimos.

No hicimos una temporada perfecta; dejamos muchos puntos por el camino. Tampoco tuvimos los mejores futbolistas, pero sí unos jugadores comprometidos, con coraje, que hicieron despertar nuestra ilusión. Rozamos la gloria, pero nos sobraron seis minutos. Ahora recordemos dónde estábamos el año pasado a estas alturas y sintámonos orgullosos de nuestro equipo. Esto solo lo consigue el Real Zaragoza.


Volveremos.


lunes, 12 de mayo de 2014

Leti, más allá del cromosoma 21



Cariñosa, risueña, buena, trabajadora, constante y especial, muy especial. Así es Leticia Zapatero, quien tuvo una infancia complicada debido a una operación a corazón abierto. No obstante, a sus 18 años, es feliz. Tan solo un cromosoma de más la diferencian del resto. 

Leti, como la llaman, nació con síndrome de Down. Esta alteración cromosómica del par21, que no una enfermedad, no le impide llevar una vida normal. ¿Por qué no comprobarlo?, me pregunto. Cuando estoy a punto de tocar el timbre de su casa, Leti me manda un mensaje que dice “¿Dónde estás?”. Nada más verme, sonríe y me piropea: “¡Qué guapa!”. Ella es así. Ya me lo avanzó Mariví, su madre: “Mi niña es todo corazón, buena, tranquila, muy natural… Es como una más”. Y poco a poco lo fui comprobando. 

Infancia complicada
El momento más duro que Leti y sus seres queridos han vivido fue la operación a corazón abierto cuando ella apenas cumplía dos años. “Tenía un canal atrio ventricular completo, como un agujero en el corazón que tuvieron que cerrar con cirugía. Duró unas ocho horas y le pusieron un marcapasos hasta que su corazón volvió a funcionar. Todo fue bien. El problema llegó cuando se despertó en la UCI, se enfadó muchísimo y todas las máquinas se empezaron a disparar”, explica Mariví, que reconoce que lo pasaron bastante mal, sobre todo con la recuperación “porque, por ejemplo, tuvo que volver a aprender a andar”. Sin duda su infancia fue complicada, sin embargo, aseguran que Leti es una persona muy fuerte y, pese a las dificultades, ha sido muy feliz. 

Por lo que me cuentan, en general, el comportamiento de la gente con ella ha sido y es muy normal. “Hay gente curiosa, personas que no conocen el motivo del par21 y son más miradas que otra cosa. Tiene una genial adaptación con todo el mundo”, manifiesta su madre. Además, Leti parece ser una chica muy independiente, aunque el principal problema es que sus padres siempre han sido más cuidadosos con ella por miedo a lo que le pueda pasar o le hagan y digan algo, pero “en realidad ellos no necesitan mayor atención”. 

Así es Leti
La gente cercana a Leti coincide en que su principal defecto es que es muy cabezota. “Siempre ha tenido mucho carácter y es muy complicado convencerla de algo”, asevera su madre. Ella niega con la cabeza y contesta “no es así, solo alguna vez… muy de vez en cuando y se me pasa pronto, pero necesito tiempo para pensar lo que he hecho”. 
Por otro lado, Rosa García, amiga de la familia desde hace unos ochos años, opina que Leti ha cambiado mucho en ese aspecto. Mantiene que su inocencia es la misma, pero reconoce que ha madurado mucho. “Cuando algo no le gustaba, se enfadaba, nos dejaba de hablar a todos, incluso nos mandaba a la m... Ahora está mucho más calmada y se enfada menos”, explica.

A su vez, define a Leti como una persona cariñosa, un poco tímida al principio, muy sincera y natural, lo que sin duda le hace especial. Rosa, Mariví y ella misma hablan de lo presumida que es. Leti admite que le encanta pintarse, especialmente los labios, y que, además, se echa cremas y se hace coletas y moños, algo que antes detestaba.
Le encanta llevar pulseras, algo que ya intuía al entrar a su cuarto y ver tantas colgadas. “Mira todas las que tengo, puedes quedarte la que quieras”, así que hacemos un intercambio. Le regalo una mía y me quedo otra hecha por ella.

El día a día
Leti comienza hablándome de su día a día. No necesita que nadie la despierte, ella se pone su despertador a las 7:15, desayuna un Actimel, elige su ropa y va a clase. Este año ha empezado un curso de auxiliar administrativo en el centro D.F.A (Disminuidos Físicos de Aragón), en el que está de ocho a dos de la tarde. Cuando regresa a casa, come y se prepara los deberes o, si tiene que estudiar, estudia. Es muy organizada. No le gusta dormir siesta y casi todas las tardes tiene alguna actividad. Después se ducha, cena, tiene un rato de ocio y se va a la cama. “Me echo sobre las nueve y media, aunque hasta las once o así no me duermo. Me pongo a jugar un rato con el iPad o a ver series como Ana y los siete o La que se avecina”, añade.

Las tardes de los lunes las dedica a cantar jotas. Lleva tan solo un año cantando, pero ya ha participado en varios festivales. “La gente se sorprende mucho porque no creen que tengan esa capacidad. Ella la tiene, a su aire, pero la tiene”, declara su madre. Además, desde los tres años también las baila. “Le va muy bien para la lateralidad, también físicamente”, por lo que se entrega a ello los miércoles por la tarde.

Los martes, de seis y media a ocho y media, va a la Fundación Down Zaragoza. Los padres de Leti acudieron allí meses después de que ella naciera. Desde entonces, en dicha fundación, mejora sus habilidades sociales, le ayudan a relacionarse con los demás y a afrontar o a contar sus propios problemas porque a veces expresarse les resulta muy difícil. Leti me cuenta que se lo pasa muy bien con sus compañeros y que de vez en cuando hacen excursiones: “Este sábado vamos al Monasterio de Piedra. No me apetece mucho ir porque me han dicho que hay barro. ¡Qué asco!”, dice entre risas.
Los viernes también los tiene ocupados. Hace clases de danza junto al famoso bailarín Miguel Ángel Berna.

Normalmente también saca tiempo para ayudar a su madre con las tareas domésticas. Se hace su cama, pone y recoge la mesa, pliega la ropa y hasta pasa el aspirador. “A veces se hace la remolona y como te diga que no, no tienes nada que hacer”, aclara su madre.

Estudios y futuro
El año pasado terminó los estudios de Educación Secundaria Obligatoria en el IES Pilar Lorengar. Actualmente, estudia un grado de Asistente Administrativo en la Fundación D.F.A de Zaragoza, donde se les prepara para el mundo laboral además de seguir estudiando los conceptos básicos de lenguaje o matemáticas. Leti me comenta que odia las matemáticas y también educación física “porque hay que correr”. La asignatura que más le gusta es FOL (Formación y Orientación Laboral), en la que va a empezar a hacer nóminas. También aprende a manejar programas informáticos, a formular una carta de presentación, etc.
 “Suele sacar muy buenas notas. Al ser tan cabezota, le gusta superarse a sí misma”, asevera su madre, aunque Leti me confiesa que ha suspendido tres por faltas de asistencia “al tener médicos”.

El futuro es lo que más preocupa a Mariví, como a casi todos los padres. Afirma que es optimista ya que, aunque la sociedad no está preparada para ellos, la ve capaz de llegar lejos. A su madre le gustaría que fuera funcionaria, pero Leti me dice que quiere dedicarse a la “masajería”, también llamado fisioterapia. Le encanta dar masajes, pero no que a ella le den. Rosa cree que tendrá futuro como “masajeadora” debido a sus buenas manos.

Amistad, sí, ¿y amor?

Leti no podría vivir sin su mejor amiga Tamara, y Tamara tampoco sin ella. Se conocieron hace muchos años, pues vivían en el mismo barrio, iban al mismo colegio, pero la amistad surgió en sexto de primaria cuando coincidieron en clase. Desde entonces, son uña y carne. Solo hay que verlas juntas para darse cuenta. Tamara asegura que lo que más le gusta de Leti es que siempre le escucha, le ayuda y le hace reír: “Está cuando la necesito, me hace reír y evadirme de todo lo demás”. 

Han pasado muchos veranos juntas, en Benicarló, en Gandía o en Comarruga y, sin duda, es cuando más han disfrutado la una de la otra. Han crecido y aprendido unidas. Por ello, Tamara considera que uno de los momentos más difíciles fue tener que separarse de Leti cuando ella pasó al instituto: “Se me hacía duro no tenerla en el recreo, incluso ahora muchas veces la busco por donde ella estaba y luego me acuerdo de que ya no está allí”. Aunque ya no se vean en el instituto, sí lo hacen casi todas las tardes. Leti no duda en aconsejar a su mejor amiga en cuanto a la ropa que debe ponerse, incluso en la forma de actuar, ya que ella es más tímida y le cuesta más relacionarse.

Cuando le hablo de novios, Leti se ruboriza, pero acaba contándome que tiene un amigo especial: “Se llama David, me gusta y nos queremos”. No recuerda hace cuánto lo conoce, ya que se veían en la fundación y ahora también en clases de danza. Según Leti, David es tímido y no le dice cosas bonitas. Sin embargo, ella sí lo hace. Y es que, ya lo adelantaba Tamara­: “Leti da mucho sin pedir nada a cambio”.  

Aficiones
A Leti le apasiona la música. Desde escucharla, sobre todo a su cantante favorita Malú, bailarla y hasta cantar en los karaokes. Realmente me sorprende la gran capacidad que tiene de saberse infinitas canciones.  

Además de la música, otro de sus hobbies son las series. Siempre que puede, sobre todo, le gusta ver a su actriz favorita: Cata en Sin tetas no hay paraíso, a la que tuvo la oportunidad de conocer y admite que “fue un poquito sosa porque estaba liada con gente”. También es seguidora de LQSA y de otras muchas series. 

Ir al cine es otra de sus aficiones, y más si las películas son de amor o de comedia como 8 apellidos vascos. “Me partía de risa con Carmen Machi y además en la película no faltaba el amor. Es muy buena”. Leer le gusta bastante menos. De hecho, se tiene que leer un libro y no lo hace por pereza: “Cuando lo intento, se me caen los ojos de sueño”.

Por otro lado, Tamara revela que Leti es muy casera y cuesta sacarla de casa, ya que se lo pasa mejor haciendo Zumba, jugando al tenis con la Wii o en el ordenador con los Sims. “Estoy enganchada a los Sims, pero no puedo jugar mucho porque tengo que estudiar”,  dice Leti interrumpiendo a Tamara.
Juntas han vivido muchos momentos, buenos y malos, como la anécdota que Tamara desvela: “Un día íbamos hacia la piscina de la urbanización, nos salió un perro de una vecina y casi nos muerde. Leti y yo empezamos a llorar y a llorar”, un momento que ambas recuerdan como un poco complicado. Desde aquel día, Leti odia más aún a los perros, y a los animales en general. Nunca le han gustado.

Fin a un buen día
Leti se ha ido soltando conforme el día ha ido avanzando. Me cuenta que últimamente le cuesta dormir y también que tiene varios retos en mente. El principal, perder peso. Entre semana se cuida, almuerza fruta, jamón de pavo o un bocadillo pequeño. Nunca le falta su botella de agua. El fin de semana intenta controlarse, pero “es más complicado y me paso un poco”, me dice. “Por ejemplo, ya casi no bebo Coca-Cola, sino luego no puedo dormir”, me explica mientras se toma un vaso de Coca-Cola. “Con este vaso, finiquitado”, añade a la vez que guarda la botella en la nevera.

Seguidamente, y aprovechando que su madre ya no está con nosotras, se queja de que Mariví  le pregunta la lección y ella se pone nerviosa. “Siempre quiere que estudie con ella y no me gusta estudiar con gente porque empiezas a hablar y te vas del tema. ¿A ti no te pasa?”, me pregunta.

Hablando de los estudios se acuerda de que tiene que hacer un ejercicio de matemáticas para el martes. Me comenta que es de fracciones equivalentes y no las entiende muy bien, así que por supuesto me ofrezco a ayudarle. “¿Si?, ¿me ayudas?, ¿seguro que no te importa?”, insiste. Se lo explico lo mejor que puedo con ejemplos, no tarda en entenderlo y comienza a hacer los ejercicios. Menos mal que me dijo que se le daban mal las matemáticas… ¡vaya habilidad para multiplicar de cabeza! 

Su afán de superación no deja de sorprenderme. El día se acaba, pero lo vivido junto a Leti quedará para siempre en el recuerdo. Ella continúa multiplicando. Mientras, yo, permanezco perpleja observándola. Mejor dicho, admirándola.


Lara García

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