miércoles, 22 de febrero de 2012

La esquela del Real Zaragoza la redacta su asesino

"Había que seguir creyendo por recomendación de las matemáticas, porque la fe se había apagado hace bastante tiempo. Entre la gélida esperanza de los números y la no menos siberiana ola de ateísmo que circundaba al Real Zaragoza, anoche nos pasaron por debajo de la puerta de la última ilusión la esquela de equipo. Sin un solo ornamento, sin parientes cercanos ni lejanos, ni amigos que nunca te olvidarán, la nota de defunción si tuvo ese perfume sórdido de que el conjunto aragonés se va a ir al otro mundo no por muerte natural, sino por asesinato. Este tiempo de insoportable e inútil estancia en Primera División habría que invertirlo en investigar para que no quede impune el responsable de semejante magnicidio.

Al Real Zaragoza, a su plantilla y a su afición, le esperan tres meses en el infierno más insufrible que se pueda imaginar, condenados a la maldición de Sísifo por un pecado que no le corresponde. Agapito Iglesias ha cometido todas las perversiones imaginables para que, a falta de catorce partidos, la salvación se tenga en cuenta siquiera como un objetivo utópico. Aún quedará gente, buena gente, que se volcará hoy sobre la calculadora para discutir que aún es posible, que mientras hay vida... No le regalemos la ingenuidad, o la sana inocencia, a este personaje en nombre de un Real Zaragoza con el que solo pueden sentirse identificados los malvados. Queda el club, y por él sí merece la pena luchar.

El punto álgido de la depresión se produjo ayer. La derrota contra el Betis, las reyertas dialécticas de algunos jugadores sobre el campo, el tono de voz de Manolo Jiménez como un lamento en la rueda de prensa y los seguidores dejando el campos vacío antes del final... Son los síntomas de la descomposición, de un estado que favorece la confusión y que invita al desánimo. Jugar en Primera con cuerpo de Segunda no va a ser agradable, por lo que lo más saludable es aceptar el peso de esa realidad y que la situación no desenfoque el motivos de los diferentes frentes abiertos para que el actual propietario venda o pueda ser inhabilitado en el supuesto de que haya cometido algún tipo de delito financiero. Lo peor, y ya estaba asumido, no es el descenso que viene, sino la posibilidad de que en la fotografía del futuro zaragocista siga apareciendo Agapito Iglesias como presidente y máximo accionista de la institución, gestionando de nuevo y a su antojo el caos que ha generado.

El lamento plañidero y las llamadas de apoyo al equipo ya no tienen lugar en este inclemente escenario. Se acabó la hipocresía con mejores o peores intenciones, con profesionalidad, trabajo y milagros retozando en el lecho de las múltiples solicitudes. Tampoco es hora de descuartizar al cadáver; de, jornada a jornada, hurgar en las heridas de unos futbolistas incapaces y de un entrenador que no ha podido con las circunstancias. Sería un tremendo error consumir esfuerzos en la dirección equivocada o echarse en brazos de la frustación.

La afición ha demostrado que sabe estar en su sitio y en este momento de la historia de la entidad tiene ante sí el mayor de los retos: sobreponerse a la vergüenza deportiva y al ninguneo que está experimentado por parte de un presidente que, en un ejercicio de cobardía sin parangón en el palco de La Romareda, huye del estadio propio y se pavonea en los ajenos.

Anoche, el zaragocismo recibió la esquela de su equipo, una sucia confirmación de que la permanencia es imposible. La revolución, pese a todo, está por llegar, y comienza por demostrar que la muerte del Real Zaragoza ha sido un homicidio."

Ahora sí, se acabó. Hasta que no se vaya el sinvergüenza que tenemos como presidente, el mismo que ha decidido hundirnos, las cosas no cambiarán en el Real Zaragoza.

Real Zaragoza D.E.P

viernes, 10 de febrero de 2012

I ♥ CHATINAS

Porque a día de hoy no sé qué sería de mi sin ellas, sin mis chatinas. 
Las quiero muuuuuuucho!! :´)

jueves, 9 de febrero de 2012

Una década junto a ti, ¡y lo que queda!

Parece mentira que haya pasado tanto desde aquel 22 de octubre de 2001. Aquel día en que la voz de un chico de 19 años me enamoró con su versión de “No importa la distancia”. Él mismo decía en aquella canción “Aunque tarde una vida yo jamás renunciaré. Un día llegaré, no importa la distancia, el rumbo encontraré y tendré valor. Paso a paso iré y persistiré.” Y así ha sido, jamás ha renunciado hasta conseguir su sueño y paso a paso ha llegado a donde ahora está.

Es cierto que no sé qué fue lo que me llamó la atención de él, quizás esa dulce voz, acompañada de su simpatía, o también de esa humildad que hoy en día sigue demostrando, pero el caso es que con tan sólo 9 añitos ese chico me transmitía muchísimo, tenía algo mágico. Cada semana deseaba que llegara el día de la gala para volver a escucharlo, David me tenía enganchadísima y así continuó hasta que acabó OT.

Ese merecidísimo tercer puesto le facilitó el grabar su primer disco, y a partir de ahí comenzó TODO.  Eso sólo era el principio de un sueño. Un sueño que, con muchísimo trabajo y esfuerzo, sigue haciéndose realidad una década después. 10 años llenos de éxitos, de alegrías, aunque también de momentos difíciles, pero su “Marea Roja” hemos estado siempre ahí, apoyándolo día tras día, y no dejándolo nunca sólo, como si de una familia se tratara.

Conforme han ido pasando estos años han cambiado tantas cosas en mi vida… pero lo que nunca ha cambiado, ni cambiará, ha sido la admiración que he tenido y tengo hacia él. Es más, me he ido dando cuenta de que lo necesito, de que necesito su música. Y que no sólo lo admiro por lo profesional, sino también por lo personal. Porque aunque él no lo sepa, nos ayuda con sus palabras, con sus canciones… porque él tiene un don, el don de sacarme una sonrisa como nadie más puede hacerlo, y hacerme feliz con tan sólo 2 palabras.

Y la verdad, a día de hoy, no puedo estar más orgullosa de mi ídolo y por otra parte, de mí misma por haberlo elegido aquel día. Además, he conocido a gente maravillosa gracias a él, gracias a su música, esa música que nos hace disfrutar y olvidarnos de todo lo demás. Algo que sólo consigue él y es que, 10 años dan para mucho.
Más de media vida a mi lado, alegrándome cuando más lo he necesitado. Y sigo sin tener palabras para describir lo que siento cuando lo veo subido a un escenario, para saberlo hay que vivirlo. Sólo tengo palabras y más palabras de agradecimiento por estos 10 años. O como él dice, gracias por tanto y tan bueno.




Te quiero, artista!! Tú… ME SALVAS. 

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