Una vez más vuelve a ocurrir lo
mismo en el mundial de motociclismo. Una vez más el dinero prevalece al talento,
al esfuerzo y al trabajo. Es más, el dinero prevalece a cualquier cosa, incluso
al espectáculo. Y es que, otro piloto que parecía tener resuelto su futuro con
el equipo LaGlisse, se encuentra a día de hoy sin un equipo para afrontar la
próxima temporada. Mi pregunta es, ¿hasta dónde vamos a llegar?
Me considero una auténtica aficionada
al motociclismo, y con lo cual este deporte es una de mis pasiones, pero cada
vez comprendo menos a qué quieren llegar con algunas de las decisiones que se toman
frecuentemente en el campeonato. Todos sabemos que el motociclismo es un
deporte arriesgado, donde no olvidemos que los pilotos se juegan la vida
carrera tras carrera, pero también sabemos que es un deporte que requiere una
importante financiación.
Anteriormente, los equipos eran
los encargados de encontrar unos patrocinadores y de pagar a los pilotos por
formar parte de ellos. Sin embargo, ahora ocurre todo lo contrario, ya que son
los pilotos los que tienen que buscar patrocinadores para pagar al equipo y
hacerse cargo con los gastos de la moto. Es decir, ahora se paga por trabajar,
por tener un equipo y una moto con la que, en más de una ocasión, ni siquiera
se aspirará a nada. Este es el motivo por el que nombres con gran repercusión
se ven obligados a seguir el mundial de motociclismo desde sus casas, afectados
por la falta de financiación o patrocinio. Como ya ocurrió con pilotos como
Sergio Gadea, quien por falta de patrocinadores debía pagar 300.000 euros para
afrontar la reciente y concluida temporada, o como pasará con Adrián Martín si
durante estos meses no le llega ninguna oferta.
Adri, el galardonado como el actual
mejor piloto valenciano está, a día de hoy, sin la moto que merece. Ni sus
ganas, ni su talento, ni su constante trabajo han importado a la hora de la
verdad. Es la triste, muy triste, realidad y lo peor de todo esto es que
tampoco será el último.
Ánimo campeón, tu sitio llegará.